Materiales
1 recipiente de 2 litros
1 Palo
1.5 Litros de agua corriente
2.5 Kg de paja
2.5 Kg de excremento de animal (estiercol)
2.5 Kg de cenizas
2.5 Kg de salvado (de trigo)
400 g de melaza (también puede utilizarse azúcar disuelta)
7 g de levadura
Modo de Preparación
Para realizarlo tendremos que tener en cuenta dos fases diferenciadas, la primera es el cultivo de microorganismos, también conocido como inóculo. La segunda es la mezcla de los componentes.
Para comenzar con el inóculo, tendremos que colocar el agua en el cubo, agregaremos la levadura y la melaza y lo mezclaremos de manera uniforme.
Este recipiente tendrá que ser tapado durante un día. Es importante respetar estas 24 horas ya que con los ingredientes que hemos colocado, la fermentación comenzará de un modo inmediato, pero siempre con el plazo mínimo de 24 horas de reposo.
Al día siguiente, pasaremos a mezclar. Colocaremos una cama con estiércol, sobre la cama agregaremos la paja, la ceniza y el salvado y agregaremos los 1.5 litros de inóculo que preparamos el día anterior, moveremos la mezcla y lo dejaremos reposar hasta el día siguiente, posteriormente mezclamos siempre dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde para estabilizar la temperatura que no debe superar los 55°C.
El proceso durará 15 días, en donde la mezcla no podrá bajar de los 30°C gracias a la fermentación, temperatura que irá bajando a medida que pasen los días. No tienen que emanar olores desagradables, esto es señal que el Bokashi no se está generando de modo correcto. Una vez finalizados los 15 días podremos utilizar la mezcla por un máximo de 3 meses.
Si quisiéramos realizar una mayor cantidad de Bokashi no habría ningún problema, sencillamente tendríamos que adaptar todas las proporciones antes mencionadas.
Modo de Empleo
Mejora las características físicas del suelo propiciando su aireación y la absorción de humedad y calor.
Este abono fermentado puede usarse tanto en cultivos de ciclo corto (hortalizas, granos) como en cultivos bianuales y perennes (banano, café cacao, frutales) así como en la elaboración de sustratos para almácigos, en el trasplante de plántulas y en cultivos ya establecidos.
Las cantidades a aplicarse varían en función de los análisis de suelo previos y de los requerimientos nutricionales de los cultivos.